martes, 14 de noviembre de 2017

El cuento del río (Misión y visión)

En cualquier proyecto existe una meta, y si el equipo involucrado en el proyecto persigue los mismos objetivos y logra focalizar sus esfuerzos hacia el resultado esperado, las probabilidades de llevar el barco a buen puerto son altas.

Normalmente, la figura interesada en el proyecto tiene una imagen mental del futuro, es capaz de situarse en el momento de la consecución del mismo y ver todos los beneficios que vendrán de la mano de un proyecto exitoso, esto es la visión.

En la práctica, los proyectos ágiles utilizan las iteraciones que no son más que mini proyectos con una meta definida, que cuando se suman al resto de las iteraciones que componen a todo el proyecto forman el panorama global, el rompecabezas completo, materializan la visión. Cada meta de cada iteración es como una misión que el equipo debe lograr, así surgen estos dos conceptos tan importantes en las metodologías ágiles. La misión y la visión.

He aquí un pequeño cuento que ilustra la visión y la misión, y que puede ser utilizado como herramienta para explicar estos importantes conceptos.


El cuento del río

Érase una vez un joven y apuesto enamorado que vivía obsesionado con una hermosa mujer, que vivía en una cabaña, del otro lado de un caudaloso río. Cierto día, durante un paseo por el campo, el joven vio a la hermosa mujer recogiendo leña cerca de la ribera. No pudiendo contener su impulso, se acercó a ella.

– Hermosa dama, he vivido obsesionado con su bella figura y su lindo rostro por mucho tiempo, sería para mí un honor si pudiera visitarle esta noche para susurrarle palabras de amor a la orilla del río – dijo el joven.

La mujer lo miró y pudo notar que se trataba de un caballero apuesto cuyos ojos reflejaban bondad.
– De acuerdo noble caballero, le espero esta noche, tenga cuidado de que mi padre no lo vea o correrá un gran peligro, no le gusta que yo tenga pretendientes.

Acto seguido la mujer salió corriendo rumbo a su cabaña.

Aquella noche, el joven llegó entusiasmado al río, que se encontraba en completa oscuridad. No podía ver más allá de unos cuantos metros y atravesarlo sería una verdadera hazaña. Se armó de valor y con decisión saltó hacia la roca más cercana.

Levantó la vista y saltó hacia la siguiente roca. Sin embargo, su camino no sería recto, pues las rocas se encontraban de forma dispersa y era imposible seguir una ruta fija, sin embargo, utilizaba su sentido de orientación para regresar al camino. Cuando por fin alcanzó la orilla, levantó la vista y pudo ver una silueta que le aguardaba. Eufórico corrió hacia ella y la abrazó. Para su sorpresa recibió un fuerte golpe que lo derribó y escuchó una furiosa voz que lanzaba todo tipo de improperios contra él. No le quedó otra que salir corriendo, dándose cuenta que se había equivocado de persona y en lugar de abrazar a su amada, había abrazado al ofuscado padre.

Al día siguiente volvió a encontrar a la hermosa mujer recogiendo agua del río.

– Hermosa mujer, traté de verle anoche, pero en la oscuridad he equivocado la ruta al saltar entre las rocas y me topé con su padre que por poco me muele a palos. Tendremos que pensar en otra cosa – dijo.

– De acuerdo – respondió ella -, ¿qué le parece que esta noche yo le espero en el mismo lugar, pero esta vez sostendré una vela en las manos, para que guiado por la luz pueda usted llegar?

El hombre respondió afirmativamente y aquella noche que estaba aún más oscura que la anterior llegó nuevamente a donde comenzaría a saltar entre las rocas. Se sintió feliz cuando pudo ver desde aquella orilla la luz de la vela que su amada sostenía para guiarle. Saltó nuevamente de roca en roca atravesando el río, pero esta vez cuando tenía que desviarse un poco debido a la ubicación de las rocas, bastaba con que levantara la vista para seguir hacia donde la luz de la vela resplandecía. De esta forma, llegó a la otra orilla en donde la hermosa mujer le aguardaba sonriente con aquella vela en las manos.
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En el cuento anterior la Misión del hombre joven consiste en llegar al otro lado del río para abrazar a su enamorada, la vela simboliza la Visión, pues le permite volver al camino correcto ante cualquier posible desvío con solo levantar la vista.

En un proyecto ágil es muy recomendable colocar un cartel a la vista de todo el equipo, con la Misión de la iteración actual y la Visión del proyecto completo, de manera que siempre se tengan presentes. El facilitador o líder, tiene que recordarle constantemente al equipo mirar el cartel para que no se desvíen del objetivo.